Estoy harto de vivir en el país de los paros docentes

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Hoy me desperté con la noticia de que nuevamente no ha habido un acuerdo salarial entre los docentes de la provincia de Buenos Aires y el gobierno de la misma, y por lo tanto los gremios docentes han anunciado que irán a un paro de 24 o 48 hs la semana que viene.

La verdad que no puedo estar más cansado y preocupado de escuchar este tipo de noticias a las cuales lamentablemente ya nos hemos acostumbrado los argentinos: por enésima vez los gremios y el gobierno se pelean por demostrar quién la tiene más grande y se olvidan de los únicos rehenes de esta batalla que son los que pagan las verdaderas consecuencias: los chicos.

Hace décadas que los docentes hacen paros. Y hace décadas que el gobierno les paga mal y en negro a los docentes. Y hace décadas que la educación primaria y secundaria es un desastre, y cada vez peor. ¿Nadie se puso a pensar que esta metodología de lucha insensata entre funcionarios y maestros no conduce a nada?, o peor aún, a lo único que parece conducir es al detrimento de la calidad educativa: cada vez menos días de clases, cada vez más gremialistas gritando por tele como si fueran barrabravas y cada vez más funcionarios inútiles que no saben que hacer con el problema. Y repito, en el medio, los chicos, presas de un conflicto al que no pertenecen pero que les está cercenando el futuro.

Estoy harto de los paros docentes. Sin más. En todos los años que cursé en la Universidad, JAMAS me suspendieron una clase por paro, y estoy hablando de la Universidad Nacional del Sur, que es pública y gratuita. Y mis profesores universitarios también cobran mal, en negro y no siempre cuentan con los recursos necesarios para dictar clases confortablemente, pero me consta que a la mayoría de ellos les importa mucho más formar profesionales en un país que los necesita desesperadamente que darles de comer a un grupete de gremialistas y políticos.

Disculpen aquellos docentes de alma (que son muchos y van cada día a la escuela a defender la educación de los chicos) si con estas palabras ofendo a su santa profesión, pero vengo de una familia de docentes en donde me enseñaron que enseñar es un acto de amor. Amor por el conocimiento, y amor por los alumnos. Pero lamentablemente en este país parece que los únicos que hablan de «amor por la camiseta» son los jugadores de fútbol (que dicho sea de paso, cuando no les pagan sus sueldos, sobre todo en las categorías inferiores, igual salen a la cancha a defender los colores de su equipo).

Hoy en día en Argentina matan a cualquiera en la calle para robarle un celular, y creo que la única solución a esta situación es que durante las próximas tres o cuatro décadas trabajemos todos juntos para educar profundamente a las próximas generaciones. Pero si la cosa sigue así, dudo mucho que los chicos tengan intereses más importantes que abrirse un fotolog y mostrarse con cara de modelo.

Los reclamos me parecen totalmente válidos, protestar me parece algo necesario, pero me indigna que nadie levante la voz para pelear por el problema más grave de todos: nuestros niños se están transformando en verdaderos inútiles, y cada vez saben menos. Espero de todo corazón que podamos vivir en paz para poder discutir por los problemas de largo plazo, y que alguien me demuestre de una vez por todas que si hace paro es porque sirve para algo.